Aquello no tenía sentido, no procedía, era imposible, totalmente inadecuado y altamente inconveniente. Vamos, no pude resistirme.
Nunca volveré a querer a alguien como alguna vez te quise. A nadie. Ni siquiera a ti.
Me gustan los perros de cuatro patas. Los de dos, me cagan descomunalmente.
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Quiero desearte el bien; que sonrías, que estés en paz contigo, confiando en ti; ojalá todo esto suceda justo antes que cierres los ojos.
Quitando mi físico, mi poca delicadeza, mi escasa salud mental, mi falta de dinero y mi nulo romanticismo, yo creo que soy un buen partido.