No me importa tu profesión, ni tu manera de vestir, ni tu concepto de moda, ni tu estatus social o económico, ni tus posibilidades financieras, ni tus pertenencias.
Me impresiona cómo piensas, tus convicciones y tus valores, me impresiona cuán limpio es tu corazón, tu trato hacia los demás, tu humildad como persona y como alimentas tu espíritu y tu intelecto.
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