2.3.11

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No todos podemos amar. El amor implica crecimiento, madurez y sobre todo olvido del yo. ¿Qué nos impide amar? El egoísmo, la envidia, el autismo social (No me refiero al padecimiento).

Hay personas enamoradas de sí mismas cuyo amor a otros no es amor al otro sino a cualidades de sí, encontradas en otro, narcisismo, el yo que se refleja en el espejo de alguien más.

Atracción no es amor. Sentirse atraído puede tener que ver más con cuestiones instintivas, deseo de procreación; esto siempre tiene sus fundamentos en cuestiones de la biología, de la naturaleza humana.

¿Existe amor con atracción o viceversa? Puede. Ése sería un gran cariño en donde el deseo encarnado en su fundamento biológico se sublima a través no del encuentro de cualidades admirables, que casi siempre tienen relación con las propias, sino que el poder de la energía que desata la atracción, te permita ver al otro, si lo que ves te gusta podría ser motivo de admiración y principio del amor.

Por estas razones, el amor es más posible en la edad adulta, cuando lo atractivo y su poder quizá ya no tengan razones de reproducción en cuyo lugar podemos ubicar la capacidad de olvidarte de ti para dar paso al conocimiento y aceptación del otro.

Un amor mucho menos publicitado, ya que los medios de comunicación ligan este sentimiento con la belleza física, con el poder de la atracción en la etapa juvenil y adulta temprana, de hecho lo estigmatizan, al no considerarlo entre las personas mayores.

Ya escuché hablar de la caída del último tabú, la posibilidad de amar en los adultos mayores es probable que sea caso diferente, no una caricatura o imitación de las actitudes propias de la juventud, un amor paciente, pensado, retributivo y solidario.

Como sea, de una manera completa o incompleta, con capacidad o no para alcanzar la plenitud, todos amamos o creemos hacerlo, es un sentimiento universal que mueve montañas, diría el poeta, así que amemos, desde nuestra propia posibilidad, más ahora que empieza la primavera. ¿O no?

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