3.4.23

Falsa Espiritualidad

FALSA ESPIRITUALIDAD ⚠️

No idealices la espiritualidad, como sea que la definas.

No se ilumina más por la cantidad de imágenes y adornos que hay en el altar. Mucho menos por los muchos amuletos que uno lleva al cuello.

No es hacerte una limpia o sahumar tu casa si no cambias primero tus pensamientos y conductas.

No es la cantidad de certificados, viajes místicos, horas de meditación y yoga lo que te convierte en un ser especial.

De nada sirve tomar ayahuasca toda la semana, tomar rapé tres veces al día, pensando que siempre estarás en conexión con el universo. No hace ningún bien.

Es en las acciones cotidianas en dónde se vive la espiritualidad. 

Está en la buena voluntad de hacer lo que se necesita hacer
ya sea en las relaciones, en el trabajo o en la organización de la casa. 

Está en la comida que preparas, agradeciendo por más simple que sea.

Está en la perseverancia y la disciplina en el cumplimiento de las cosas a las que te has comprometido. 

Es en los buenos días que das al Vecino, el encargado del mercado, en la amabilidad que haces en el tráfico, en la forma en que tratas a las personas que te rodean.

Vivir la espiritualidad cuesta trabajo y no siempre es algo agradable y sencillo.
Es la auto-observación lo que quita los velos de la ilusión y el romanticismo. 
Es la vida real y cotidiana la que nos enseña a ser un ser integral: con cuerpo físico, mental, emocional y espiritual.

Así que sé más veraz con las situaciones que vives. Sé más generoso y empático con las personas de la casa. 
CUMPLE LO QUE HAS PROMETIDO. 
ASUME RESPONSABILIDAD POR TODAS TUS ACCIONES.

No sigan pensando que todo lo que la vida requiere de esfuerzo es una trampa de la Matrix. 
Este es el mundo real y estamos aquí para vivir esta experiencia real. Así que dale lo mejor de ti.

Solo así todo lo que invocas en tus momentos espirituales tendrá sentido. 
Solo así las fuerzas del universo obrarán a tu favor. 
Deja de romantizar tus prácticas y tu currículum espiritual y apégate al viejo consejo de la sabiduría del silencio. 

ANTES DE MEDITAR LAVA LOS PLATOS.

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